UNLOCK

12 sesiones de integración simbólica

TOUR

INICIO INVISIBLE

01.

  • Se habita el movimiento que precede a toda intención.

    Enfoque: Se activa la semilla energética del proceso. Se detecta lo que pulsa, lo que llama, lo que quiere nacer. El deseo aparece antes que la forma.

  • Esta sesión se inicia mucho antes del encuentro. El mapa simbólico que usamos —el Código Natal— no se interpreta, se escucha, y esa escucha organiza el campo.

    Trabajamos con tu carta natal y la dinámica del cielo actual pero no como diagnóstico ni como perfil. El foco está en percibir la estructura invisible que te sostiene: los movimientos que se repiten, los patrones que bloquean, y los puntos de tensión que anuncian un pasaje.

    No se trata de entender tu personalidad. Se trata de mirar desde dónde se configura lo que llamás realidad.

    Este encuentro abre una dirección: no porque diga a dónde ir sino porque revela desde dónde venís.


EXPLORACIÓN SOMÁTICA

02.

  • EL cuerpo no olvida lo que la mente normaliza.

    Enfoque: Se lee la materia del deseo. El cuerpo confirma o desmiente lo que se cree querer. La coherencia se mide en tensión.

  • Esta sesión se organiza en torno al cuerpo como sujeto que sabe.

    En esta instancia, el deseo ya no se piensa, se siente, se encarna, se contradice. El cuerpo, en su lenguaje opaco, suele mostrar con exactitud lo que la mente calla, justifica o niega.

    Estar presente, habitar la tensión sin huir, registrar sin intervenir. Esa forma de estar —sensible, disciplinada, lúcida— es lo que permite que algo verdadero emerja.

    La coherencia no se mide en lógica sino en tono vital. Y ese tono se escucha en el cuerpo: en su fuga, en su rigidez, en su ritmo.

    Se busca registrar: lo que tiembla, lo que resiste, lo que se repite. Ahí es donde empieza a desmontarse la obediencia invisible que organiza el relato.


INDAGACIÓN PSIQUICA

03.

  • Estrategias del Yo expuesto

    Enfoque: Se induce a la narrativa vincular. ¿Quién se cuenta en cada encuentro? El otro revela versiones del yo. Lo que se narra, delata.

  • En esta sesión se trabaja con la escena vincular como texto: no lo que el otro hace sino lo que esa dinámica revela del yo que se narra en ese encuentro.

    No hay vínculo inocente. Cada interacción arma una coreografía precisa donde se repite una lógica, una herida, una forma de querer ser visto.

    Lo que se cuenta, delata. No por su contenido sino por su estructura: ¿desde dónde se habla? ¿a quién se le quiere demostrar qué? ¿quién está siempre explicando, esperando, evitando?

    El trabajo acá es narrativo. Observamos la estrategia: como se construye el yo cuando se expone y que versiones aparecen frente al rechazo, el silencio, y el deseo del otro.

    El vínculo es un espejo pero ademas, si se lo sabe escuchar, intensifica. Y eso que se intensifica organiza el mapa del yo en relación.


DETECCIÓN DEL REFUGIO

04.

  • La memoria

    Enfoque: Se detecta el refugio ilusorio del deseo condicionado. Se delata la trampa afectiva en la que se sostiene.

  • En esta sesión se explora la matriz emocional de la historia personal: la manera en que ciertas memorias moldearon un deseo que, más que propio, resultó heredado.
    No se busca recordar sino permitir que emerja lo que ya actúa desde la sombra. Lo que se calló, lo que se adaptó, lo que se justificó.

    Se trabaja a través del relato personal, el cuerpo simbólico de la carta y la observación de patrones que se repiten sin conciencia. El foco está en detectar dónde se instaló la afectividad como ancla emocional y no como movimiento vital.

    Se busca descondicionar la asociación automática entre seguridad y repetición.
    Es la sesión donde lo lunar empieza a hablar. Lo que dolía, empieza a decir algo más.


EL CENTRO EXPRESIVO

05.

  • Interrupción de la repetición

    Enfoque: Se activa la expresión sin defensa. Lo que aparece sin filtro reconfigura la dirección.

  • Esta sesión ya no busca comprender ni develar. Busca interrumpir.

    Hasta acá, el trabajo consistió en observar: la estructura, el patrón, la memoria. Acá el eje se invierte. Se invita a aparecer. A expresar sin defensa, sin filtro, sin estrategia.

    El cuerpo sigue presente pero ya no solo como resonador: ahora como canal. Lo que se dice, el modo en el que se dice, lo que se evita, lo que irrumpe, todo se vuelve materia viva para detectar si hay dirección o repetición.

    No hay forma única. A veces se escribe, a veces se canta, se sostiene una postura, se enuncia una frase, se dibuja una línea, o a veces se permanece en el silencio sin buscar aprobación ni explicación, hasta que se rompa el personaje.


    El arte irrumpe como expresión en estado puro: cuando ya no hay relato que la module.

    La vía no la elige el consultante, ni se impone: se detecta. El método consiste en incomodar lo suficiente como para que el cuerpo se exprese antes antes que el relato.

    No se trata de actuar, ni de crear. Se trata de expresar sin intermediación.

    Lo que hay se revela cuando uno deja de hablarse desde el lugar que siempre lo protegió.

    Esta sesión no es cómoda. Pero es, muchas veces, la más liberadora.


LA PAUSA COMO FUERZA

06.

  • No todo lo vivo se acelera.

    Enfoque: Se entrena el discernimiento, se quita lo que sobra, lo que desvia. El deseo se vuelve nítido cuando se despoja el ruido.

  • Esta sesión resta.

    Después del despliegue se instala la pausa como acto de depuración.

    Introducimos aquí el ayuno simbólico: una práctica que interrumpe todo lo que alimenta la repetición —la palabra innecesaria, el gesto automático, la necesidad de entender— para dejar que algo más fino pueda aparecer.

    La sesión se sostiene sobre principios de silencio activo, permanencia y respiración consciente.
    – La respiración como medidor del ruido interno,
    – El cuerpo en quietud como espejo sin distorsión,
    – La atención dirigida como única forma de acción.

    Se induce al impulso de relatar pero no se permite la descarga. Se señala el gesto de querer explicar y se detiene. Es ahí donde empieza la limpieza real.

    Se trabaja con una sola frase, una sola acción o un solo ritmo. Todo lo demás se retira. No se permite el exceso, el adorno ni la reiteración.

    En esta sesión no hay interpretación ni contención emocional. Hay campo sostenido, orden y espera fértil.

    No todo lo vivo se acelera. Algunas direcciones solo emergen cuando se deja de empujar.

    El deseo, cuando se silencia el ruido que lo rodea, orienta con nitidez.


EL PUNTO DE ENCUENTRO

07.

  • Expreso con claridad sin perderme en el otro


    Enfoque: Se trabaja la expresión del deseo en vínculo. Se afina su forma para que pueda incluir al otro sin diluir lo propio.

  • Esta sesión explora cómo se comporta el deseo cuando aparece el otro.
    No se busca agradar ni imponer. Se busca presencia lúcida en el intercambio.

    Trabajamos con situaciones relacionales concretas —presentes o pasadas— para observar cómo el deseo fue dicho, silenciado o distorsionado.
    Afinamos el lenguaje, el tono, el ritmo.
    Lo que se quiere no siempre se dice como se cree. Y lo que se dice no siempre llega como se espera.

    El punto de encuentro no es un empate. Es una forma compartida donde ambos pueden estar sin traicionarse.
    Se practica la articulación: decir lo propio con claridad, incluso cuando no haya garantía de ser comprendido.

    La armonía real no surge de aprender a crear un espacio donde lo distinto pueda complementarse o convivir sin fragmentarse.


FRICCIÓN

08.

  • Lo que incomoda.


    Enfoque: Se induce al conflicto como modo de pulir el deseo. La tensión no es error, es señal de autenticidad. Se afianza lo no negociable.

  • Esta sesión trabaja con la tensión como herramienta.

    Se lo induce el conflicto. No como provocación sino como vía legítima para afianzar lo no negociable.

    El deseo verdadero se prueba cuando algo lo desafía. Lo que se acomoda por miedo no dirige.

    A través de escenas de tensión, intervención activa y cortes deliberados en la lógica del relato, se observa qué parte del deseo se sostiene, y qué parte cede por hábito, por agrado o por supervivencia.

    Se afina la capacidad de incomodarse sin perderse. De habitar el roce sin retirarse ni atacar.

    El conflicto no es disfunción, es señal. pulso, dato estructural.

    Esta sesión busca revelar el punto exacto donde se elige entre sostener la dirección o volver al patrón.


EL SENTIDO COMO VIBRACIÓN

09.

  • Sentir distinto es ser otro.


    Enfoque: Se reorganiza la percepción desde una vibración más fina. Lo que antes dolía, ahora orienta. El símbolo se vuelve dirección.

  • Esta es para permitir que lo recorrido actúe.

    La práctica consiste en una meditación estructurada. Se presenta un símbolo que se contempla.

    Se sostiene la atención sobre ese punto de sentido durante una secuencia guiada de respiración y silencio. No se espera una revelación. Se permite que algo se acomode.

    La duración y la forma varían según el caso. Puede incluir quietud prolongada, repetición de una consigna, observación sin reacción. Lo importante no es qué sucede, sino desde dónde se lo atraviesa.

    El sentido no aparece como idea sino como una vibración.

    Al finalizar, se ancla lo vivido en un gesto mínimo: escribir una palabra, trazar una línea, sostener una imagen. Sin relato. Solo registro.

    Sentir distinto es ser otro. No hace falta entender. No se busca el sentido de la vida como consigna universal.
    Es el nuevo sentido: uno que no requiere forma fija, ni certeza, ni justificación.
    Solo exige presencia ante lo que late.


LA NUEVA FORMA

10.

  • La dirección necesita estructura.

    Enfoque: Se traza una estrategia precisa para llevar la dirección al plano real. Se piensa como cuerpo. Se concreta sin diluir.

  • Esta sesión busca articular el sentir en el plano real.

    La dirección sentida necesita una forma concreta para existir. Esa forma no se impone desde la voluntad sino que emerge de las condiciones concretas del territorio: el cuerpo, el tiempo, el entorno, los recursos, y sobre todo, los obstáculos percibidos.

    El trabajo consiste en observar esos obstáculos no como freno ahora sino como frontera legítima, como condición para que algo exista. No se los discute, se los escucha. Se pregunta qué están organizando, qué protegen, qué exigen.

    A partir de esa lectura, se diseña una estructura mínima, operativa y habitable. Puede tomar la forma de un plan de acción, una secuencia, un ritual, una rutina. Lo que se define no es un objetivo: es una forma posible que sostenga la vibración sin diluirla.

    El obstáculo se convierte en condición y la condición, en contorno, en posibilidad de existencia.

    Pensar como cuerpo significa eso: que la forma sea verdadera porque nace de lo que hay no de lo que se espera.

    Esta sesión concreta. Pero no lo hace para cerrar, sino para permitir que algo comience.


LA ESTRUCTURA INTERACTIVA

11.

  • Lo real también se actualiza.

    Enfoque: Se vuelve interactiva la estructura simbólica: ya no se piensa fija sino porosa. Se instala un modo de sostener sin rigidez.

  • Esta sesión libera.

    La estructura creada se somete a un acto de verificación profunda: ¿todavía me representa o continuo reflejando una versión anterior de mí, útil pero ya superada?

    Se trabaja sobre esa forma —ritual, plan, práctica, decisión— no para reforzarla sino para permitir que respire. Se la expone a lo nuevo, a lo imprevisto, al vínculo. Se la cuestiona y se la escucha desde la vibración actual.

    Lo que ya cumplió su función puede soltarse. No todo se sostiene para siempre. La libertad, acá, no es “hacer lo que quiero”. Es dejar de obedecer al personaje que ya no soy.

    La forma real es porosa. Cambia sin deformarse. Se ajusta sin rendirse. En esta sesión se permite el salto: dejar de reafirmarse para poder reescribirse.

    Lo que es verdaderamente singular empieza a resonar en otros sin necesidad de explicarse.

    Esta sesión instala una libertad fina: la de poder moverse sin dejar de ser.


EL PULSO SILENCIOSO

12.

Pasos a seguir

  • La dirección se manifiesta

    Enfoque: Se constata un estado de unión. No hay contradicción entre lo que se siente, se piensa y lo que se hace.
    Cuando hay congruencia interna y aceptación radical de lo que es, la vida se organiza. No se empuja, no se fuerza., se deja crear.

  • Esta sesión es para dejar aparecer.
    Lo que aparece no es nuevo: es lo que siempre estuvo, ahora sin resistencia.

    Se busca congruencia.

    No significa que no haya errores, contradicciones o matices.
    Los hay pero se vuelven propios, se integran, encuentran su proporción al ser contrastados con una dirección interna firme que al estar en eje ya no se desvía.

    No es que todo encaje.
    Es que lo que no encaja ya no interrumpe.

    Este encuentro es una práctica de yoga, concebida como acto de integración real.

    A través de asana (posturas físicas), pranayama (respiración consciente) y meditación, se afina la percepción del eje interno como sustento.
    Se busca presencia absoluta en lo que es.

    El cuerpo, la mente y la respiración se alinean en un mismo gesto.
    No se interpreta: se encarna.
    No se dirige: se sigue el pulso.

    Se instala así una experiencia directa de unión donde ya no hay lucha ni expectativa. Solo una dirección viva que emerge sin esfuerzo.

    Cuando hay unión viva entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace, la vida dirige y el alma, camina sola.



Condiciones y especificaciones

UNLOCK es un programa transformador de alta intensidad. Cada encuentro está diseñado para abrir, depurar y reorganizar estructuras internas que sostienen (o limitan) el modo en que vivís, deseás y creás.
El proceso no se adapta al consultante: lo desafía. La dirección no se ofrece: se encuentra.

  • Para quienes están listos para dejar de buscar respuestas y empezar a asumir dirección.
    Para quienes sienten que el saber acumulado no se traduce en acción.
    Para quienes ya no quieran entenderse sino empezar a moverse con precisión.
    Para quienes necesitan una estructura exigente, sensible y lúcida, no para calmar sino para alinear.
    Para quienes están atravesando un umbral vital.

  • No es para quien está atravesando simultáneamente procesos terapéuticos u otras prácticas meditativas profundas.
    No es para quien está bajo medicación psiquiátrica, estabilizadores del ánimo o ansiolíticos. No es para quien busca contención emocional, suavidad o validación personal.
    No es para quien espera consejos, diagnósticos o explicaciones.
    No es para quien quiere ser guiado sin asumir responsabilidad absoluta por su proceso.
    No es para quien no puede sostener compromiso o esfuerzo.
    No es para quien aún necesita sostener el relato.

  • Antes de solicitar una entrevista, es necesario haber leído cada sección de esta página.
    UNLOCK no es un servicio, es un proceso y requiere de una decisión clara.

  • Si sentís que este proceso es para vos, escribí a guillerminamedero@gmail.com con:
    – Nombre completo
    – Edad
    – Ciudad de residencia
    – Ocupación actual
    – Y una breve respuesta a esta pregunta:

    ¿Por qué sentís que este es el momento para desbloquear tu dirección?

    Si hay disponibilidad y señales claras, vas a recibir propuesta de fecha para la entrevista.

  • Se realiza por videollamada. No es una sesión ni una charla informal. Es una lectura directa de disponibilidad interna. Si no hay fuego, no hay proceso.

  • Si ambos sentimos que hay campo fértil, se define el calendario de encuentros.
    El proceso es individual, presencial, y tiene una duración total de 10 semanas. En ese momento se informa el valor y los medios de pago.
    Se abona por adelantado. No se reprograma sin causa justificada. El compromiso es parte del método.

  • Puntualidad absoluta.
    Se debe llegar con al menos 10 minutos de anticipación. Las puertas se cierran en horario. Llegar tarde implica perder la sesión.

    Duración de cada encuentro:
    2 horas exactas, sin interrupciones.

    Yoga mat propio.
    Es parte del ritual de presencia.

    Ropa cómoda.
    El cuerpo es vehículo de percepción. No se tolera vestimenta restrictiva o distractiva.

    Sin celular.
    Ni encendido, ni en el espacio. Cada sesión ocurre en un campo simbólico sellado.